La idea nació del propio Reilly, quien al escuchar la canción le dijo a White: “Jack, esto suena como para radio, hay que hacerlo ya”. Y no se equivocó: el single escaló rápidamente hasta el puesto #2 en el ranking alternativo de radio en EE.UU. En el video, Reilly interpreta al ficticio Arzobispo Harold Holmes, un personaje mesiánico de dedos eléctricos, mirada poseída y una voz que ruge al compás del tema, mientras una congregación de músicos reales —entre ellos Sami Perez (Cherry Glazerr), Arrow de Wilde (Starcrawler) y Staz Lindes (The Paranoyds)— se deja llevar por la ceremonia sonora como si de un ritual de redención se tratara.
La dirección opta por un lenguaje visual crudo, con planos cerrados y una atmósfera cargada de tensión casi litúrgica. La performance no solo acompaña la canción, sino que la eleva a una obra audiovisual única, que mezcla crítica, exorcismo cultural y pura electricidad artística. White, conocido por su obsesión con los detalles estéticos, dejó a Reilly y Trejo libertad total para crear, una rareza que no ocurría desde sus colaboraciones con Michel Gondry en los tiempos de The White Stripes.
“Archbishop Harold Holmes” es, más que un videoclip, una declaración artística, una sacudida sónica con sabor a herejía creativa, que reafirma el espíritu iconoclasta de Jack White. Con esta entrega, el músico confirma que su visión del rock va más allá del sonido: es una experiencia total donde cada gesto, cada imagen y cada palabra están pensadas para dejar una marca profunda.
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