En “Everybody Laughs”, Byrne canta con calma, casi con ternura, sobre aquello que nos une: “Everybody lives, dies, laughs, cries, sleeps and stares at the ceiling”. La canción se mueve con una instrumentación cálida, donde marimbas, cuerdas y percusión suave tejen un paisaje sonoro que parece salido de un musical melancólico y alegre a la vez. Es una obra que no necesita exageraciones para conmover. El videoclip, dirigido por Gabriel Barcia-Colombo, presenta una coreografía humana en la que personas comunes —incluyendo a la artista St. Vincent— comparten risas, miradas y momentos de conexión en medio del caos, en una metáfora visual del mensaje central de la canción.
Byrne ha descrito este nuevo trabajo como una invitación a “sostener los opuestos”: la tristeza y la alegría, la belleza y el absurdo, la esperanza y la incertidumbre. “Everybody Laughs” no es una canción optimista en el sentido clásico, pero sí profundamente humana. En tiempos de ruido, polarización y automatización, Byrne nos recuerda con sensibilidad que la risa y el llanto son actos revolucionarios cuando se comparten.
El anuncio vino acompañado de la gira mundial Who Is the Sky? Tour, que comenzará en septiembre en Norteamérica, con escalas en Oceanía y Europa en 2026. El show contará con una banda itinerante de 13 músicos, cantantes y bailarines, en una experiencia escénica que continúa el legado visual y conceptual de American Utopia.
Con “Everybody Laughs”, David Byrne vuelve a demostrar por qué sigue siendo una de las voces más relevantes del arte contemporáneo. No solo como músico, sino como observador del alma colectiva. Y sí, todos reímos. Todos lloramos. Todos somos parte de esta misma y maravillosa locura.
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